jueves, 9 de octubre de 2008

¿Maquinas y almas?

Ayer Sara me cogió de la mano, y me dijo "sígueme".
Estaba sonriente, derrochaba entusiasmo, y sin pensarlo, la seguí.
No sabía donde íbamos hasta que ví el cartel,
"MÁQUINAS Y ALMAS",
e inmediatamente sentí un escalofrío,
¿qué significaba aquello?,
pensé que tal vez iba a revelarme el misterio de su aparición,
y estaba ofuscada,
porque realmente prefería no saberlo,
como quien no quiere saber la verdad para poder seguir siendo feliz.
Estaba a punto de soltar su mano e irme, cuando de repente, en aquella sala oscura,
Sara se fundió en un líquido negro que subía como la espuma,
se convirtió en aire iluminado,
en espejo móvil,
en música y amor,
y me devolvió mi propio eco por un micrófono ensordecido.

El tiempo que estuvimos allí dentro no lo recuerdo,
se extendió como si fuera elástico,
y todo sucedió lento hasta que poco a poco la sensación de su mano con la mía se volvió pegajosa,
y ya en el exterior pude volverla a ver con su apariencia habitual.
Ella sonreía y miraba a todas partes,

yo solo la miraba a ella.

Pensaba que me iba a ser resuelto un misterio,
pero en realidad lo que sucedió es que el misterio me devoró a mí.



2 comentarios:

maria jesus abad tejerina dijo...

bien...bien¡
mj

maria jesus abad tejerina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.